miércoles, 14 de octubre de 2015

Votar no está en discusión y mi apatía tampoco.


A mis cortos 21 años confieso sentirme agobiado, cansado, harto y hasta hace pocos días podría decir que desesperanzado. Después de estar inmerso desde hace 4 años en la lucha genuina por un cambio político, de estar presente en la más autoconvocada protesta hasta la más desbordante marcha ciudadana y universitaria, de haber caminado casa por casa en las comunidades más abandonadas hasta fungir como miembro de mesa en todas las elecciones desde las presidenciales del 2012, de repente una ola de apatía me ha invadido.

No es hasta ahorita que se me viene la idea rotunda y firme de emigrar de Venezuela cuando para mi esa idea siempre me había resultado descabellada. Eso también me ha hecho llenar de un sentimiento de decepción.

Siempre he tenido que lidiar con amigos y conocidos cuya juventud les ha servido como excusa para mostrar abiertamente su ignorancia política traducida en las pocas ganas de aportar algo para conseguir el cambio que yo pensé, mejor dicho, juré, que conseguiríamos mucho antes de este tiempo que se nos ha extendido.

Mi posición siempre ha sido decirle a la gente que hay que votar, hay que participar, hay que marchar, hay que protestar... Pero hoy me siento cansado que todavía un tumulto espere que se les explique el por qué. ¿En serio todavía hay que decirte que vayas a votar o que salgas a protestar? que la realidad país haga ese trabajo.

"Para que votar si el CNE se roba las elecciones" el más ignorante comentario de un opositor que en definitiva no sabe hacer oposición. Esta otra "votar legítima la dictadura". Y yo me pregunto ¿qué pretenden? Si no vamos a votar de igual manera las elecciones se llevarían a cabo. Y sí, es verdad, nos ha faltado mucho que exigir ante un CNE parcializado, que aunque su trampa no es irreversible, insulta descaradamente la voluntad de la gente; Pero es que la cruda verdad es que nos ha faltado mucho por exigirnos a nosotros mismos para levantarnos en rebeldía ante este desastre que Hugo Chávez apodó "revolución socialista".

Este año no he participado en un solo acto de campaña electoral para las parlamentarias del 6D porque no he querido, definitivamente creo que el socialismo logró doblegarme por un corto lapso de tiempo, y que lamentable para mí reconocerlo. También creo que mi sentimiento de escepticismo se puede deber a que, si les soy sincero, no esperaba que después de las elecciones de alcaldes, esto se iba a resolver en las urnas, es más, aún dudo que las elecciones sean el único arma que sepultará al comunismo, y no con esto digo que votar sea inútil, no, el que sabe un poco de política entenderá lo que trato de expresar entre líneas.

Lean bien: la trampa del CNE no es irreversible, no lo es, irónicamente tibisay lo sabe. Al contrario, la trampa del CNE es total y absolutamente reversible. Pero ahora yo pregunto ¿hasta dónde estamos dispuestos a defender nuestra voluntad popular? No se trata sólo de ir a votar, que no es discusión, se trata de ¿qué más hace usted además de votar?
Me pregunto si usted es de los que el día de la elección trata de movilizar personas, si usted es de los que está atento en el centro de votación de su comunidad, si colabora con la logística necesaria, si ejerce presión ciudadana. ¿Cómo? Un ejemplo sencillo se da a las 6:00pm el día de la elección, es una hora clave, donde usted tiene que estar afuera de su centro, respaldando contundentemente a sus testigos, reclamando abiertamente el cierre de las mesas y esperando enérgico el conteo de los votos. La trampa no es irreversible porque no es que si votan 100 opositores y 10 chavistas ganan los chavistas, NO. La trampa está en situaciones 90 a 100, es ahí donde la participación activa hace la diferencia. 

Está claro que necesitamos una unidad que se ponga los pantalones y haga valer los números que nosotros, los que seremos testigos o miembros de mesa, tendremos en nuestro poder como prueba absoluta de la soberanía popular, pero la parte más importante nos toca a todos: defender nuestro deseo de cambio.

Si, lo admito, el chavismo logró doblegarme, la mala noticia para el sistema es que fue temporal. En esta madrugada que escribo este post me reitero a mí mismo, una vez más, que la pelea es peleando ante el sistema que pretende someternos. Con la fe en Dios y la esperanza resucitada pongo mi atención en diciembre, cuando otra vez nos veremos las caras, porque ir a votar y defender el voto no estará nunca en discusión para mi.



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