No sé si el amor por el lugar donde naces es natural o cultural, pero la verdad es que con el pasar de los años he tomado un profundo sentimiento de pertenencia por esta nación, La República Bolivariana de Venezuela, con todos los pro y los contra, es mi país y mi identidad, por eso, no puedo dejar de ver con preocupación e indignación el desligue gubernamental por defender lo que hemos reclamado por años: La Guayana Esequiba.
Para muchos venezolanos, es desconocido que la Guayana Esequiba (también llamada El Esequibo) es un territorio administrado por la República Cooperativa de Guyana, anteriormente llamada "La Guyana Británica" (colonia de El Reino Unido antes de obtener la independencia).
El esequibo tiene una superficie de 159.540 kilómetros cuadrados y una población de 283.000 habitantes de gentilicio "Esequibano". El reclamo de Venezuela surge luego de la invasión paulatina del colonialismo inglés, el cual controlaba el territorio al este del Río Esequibo y que, posteriormente, se adjudica la ribera oeste, zona que Venezuela considera suya tomando como frontera limítrofe el propio caudal de agua.
La adjudicacion de el Esequibo como territoro de La Guyana Británica ocurre mediante un fallo internacional cuestionado por estar lleno de vicios, donde Venezuela alega que en dicho juicio, no había presencia de Venezolanos y que uno de los jueces era inglés, por lo que la catalogó de nula. No es hasta 1962 que Venezuela denuncia ante la ONU su rechazo ante el Laudo Arbitral de París de 1899 (quien decidió darle la autonomía del esequibo a Guyana británica). Gracias a documentos que Venezuela tenía como respaldo a su denuncia, la ONU abre el caso y nace lo que se llama El Acuerdo de Ginebra de 1966, donde Venezuela y el Reino Unido firman, con el objetivo de llevar un proceso transitorio mientras se toma una decisión final favorable a ambas partes.
Es inequívoco pensar que Venezuela tiene legítimo derecho sobre este territorio, tomando como premisa que la Capitanía General de Venezuela tenía control del mismo cuando nuestro país obtuvo la independencia en 1811 y que, el adversario que alega que ese territorio es suyo, es una monarquía de otro continente.
Este caso me hace pensar también en las Islas Malvinas, que la República Argentina ha reclamado por años, y que el Reino Unido insiste en que ese territorio le pertenece. Hace 2 años, se realizó el referéndum donde se le preguntaba a los habitantes (de mayoría británica) si querían seguir perteneciendo al Reino Unido de Gran Bretaña, y el 99% votó por el si. Probablemente yo, siendo habitante de las Malvinas, habría votado igual, en un contexto que involucra, sin duda, que la administración inglesa es mucho más eficiente que la administración Argentina, sobre todo hoy, con el gobierno bastante criticado de Cristina Fernández de Kirchner; Pero si nos detenemos a pensar un instante, lo justo sería que ese territorio (en serio) pertenezca a la Argentina, o en su defecto, sea un archipiélago independiente.
Algo parecido sucede actualmente en Ucrania, donde tras la destitución del presidente pro-ruso Yanukovich (a causa de la oleada de rebeldía civil en las calles de Kiev), dio pie a que en la península de Crimea al sur de Ucrania, un grupo separatista alentado por el gobierno ruso, llevara a cabo un referéndum para separarse -porque sí- de Ucrania y adjudicarse a Rusia, donde los habitantes (de mayoría rusa) respaldaron mediente el voto la propuesta que, a mi juicio, es un atentado a la soberanía del pueblo Ucraniano. Es como que en el Táchira exista, en el pasar de los años, un acentamiento de Colombianos que superara en número a ciudadanos Venezolanos, y un día, decidieran hacer referéndum para decidir que ya Táchira no pertenece a Venezuela sino a Colombia; por lo que ese tipo de referéndum, a mi juicio, carece de validéz.
Volviendo a lo nuestro, La Guyana Británica obtiene posteriormente su independencia y pasa a ser La república cooperativa de Guyana, y Venezuela comete un error: reconocerla como estado antes de finiquitar la disputa con Reino Unido por El Esequibo. Pasamos de ser el país que defendía su soberanía ante el colonialismo inglés, a ser el país petrolero que promueve el expansionismo ante la pequeña y nueva república de Guyana. En fin, después de 16 años de revolución, donde el discurso habla hipócritamente de soberanía, la verdad es que la disputa por defender lo que nos corresponde ha sido bastante abandonada, y el tema ha salido al ruedo nuevamente por la recién negociación entre la compañía Estadounidense Exxon Móbil y el gobierno de Guyana, donde se comenzó la exploración y extracción petrolera en aguas reclamadas por Venezuela, hecho que por su puesto atenta a nuestro reclamo y al estatus legal de la zona. No hemos visto hoy una acción contundente por parte de el gobierno venezolano, y es de presumir que no la veremos, porque tristemente nunca han defendido nuestros intereses.
Como ciudadanos sólo podemos estar atentos al caso, conocer del mismo y exigir, en la medida que podamos, que se respete nuestro reclamo, y que un día no muy lejano, Venezuela deje de tener la etiqueta "zona en reclamación" en ese pedazo en el mapa lleno de rayas (la pata trasera del elefante -según mi percepción desde niño de la forma de Venezuela-). Mientras tanto mantengamos con firmeza que: El Esequibo es nuestro.
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