No me queda exactamente claro que tan grave era la situación del país en la tan mentada cuarta república, cuando el cogoyo bipartidista AD-Copei gobernaba el país en una democracia considerada "estable" pero con graves problemas de corrupción que sumían al país en una crisis social, según cuenta la historia contemporánea y según cuenta el mejor testimonio que puedo tener: mis padres.
El caracazo sin duda es, para nuestra historia, el indicativo de que en aquella época el país estaba mal, y pedía a gritos una revolución. Llego 1999, y esa democracia de la que presumía Venezuela permitió que mediante votos, el pueblo derrotara el bipartidismo que parecía nunca acabarse para elegir a Hugo Chávez presidente, lo que no sabíamos los venezolanos es que, las revoluciones se pueden confundir con destrucciones.
Tengo 21 años y el discurso fastidioso y arcaico de la izquierda radical y su ideología "socialista" pretende comprar mi confianza alegando que en aquella cuarta república todo era peor, y que hoy Venezuela es privilegiada de ser gobernada por este proyecto "inclusivo y patriótico". A Dios agradezco no ser preso de la ignorancia y tener la visión bien puesta para darle sustento a aquella frase que dijo Jesús una vez "El que tenga ojos que vea". Veo un proyecto que no me ofrece futuro, y que aunque surgió mediante la idea de la igualdad, la inclusión y la soberanía que a todos nos gusta, se hundió en un macabro plan que se aprovecha de la miseria de los pobres para volverlos dependientes del estado: -Yo te ayudo, pero no te ayudo de gratis ni mucho menos para que salgas de ese humillante estatus, yo te ayudo a cuenta gotas para que seas leal a mi hoy y siempre- (Así sería más o menos la tarjeta de presentación de este sistema si imperara la sinceridad).
La inversión social, de la que tanto se enorgullecen los hermanos chavistas, no es para nada humanista, y si alguno me esta leyendo le digo: ¡hermano, esa inversión social no es genuina, no te libera, te esclaviza! ¿Donde están los títulos de propiedad a aquellos que han obtenido casas del gobierno? No existe, al gobierno no le interesa que seamos propietarios, le interesa que seamos sus clientes, para seleccionar a los más débiles y decirles "recuerda Maritza que hay que votar, esa casa te la dio la revolución, cuidala" y no es una exageración, es verdad, ha sucedido, lo he visto y lo he escuchado. Así ocurre con empleos públicos, becas, ayudas sociales, para manejar a aquel que aún no ha podido cegar de populismo maluco, mientras ostenta con petulancia a un sector que la ceguera ya la consumió. De allí sale la tesis del ministro Rodríguez "no es que los vamos a sacar de la pobreza para que luego aspiren a ser escuálidos"; Y así fue, no sacaron a nadie de la pobreza sino que le dieron un poco de oxígeno, para que después de 14 años, la razón se colocara de lado de los economistas: el modelo populista es insostenible, fue pan para hoy y hambre para mañana, ¿y adivinen que? vamos a agarrarnos los pantalones porque llegó el mañana.
Estamos enfrentando la peor crisis económica de nuestra historia, que promete agravarse con el pasar de los meses. Sin duda la situación hoy es peor que la existente cuando sucedió el caracazo, pero el caracazo ya ocurrió y los caraqueños saben que pasó: las calles se bañaron de sangre. Lo que me recuerda la reciente entrevista del admirado ex presidente Uruguayo Pepe Mujica donde decía "Los golpes civiles y las salidas violentas sirven hoy para que sufra la gente" la cuestión es que el país esta presentando los escenarios para que suframos, y suframos bastante.
Hoy Venezuela está dividida en una oposición harta, una oposición no tan harta, un chavismo decepcionado y un chavismo salvaje. Si sacamos cuentas, somos mayoría los que pedimos hoy una revolución, el punto está en si juntos por fin haremos una revolución desde raíz con Venezuela o seguiremos por más años siendo las víctimas de la peor estafa latinoamericana.
Revolución es cambio, revolución es novedad, revolución es mejorar, revolución es construir y reconstruir, si, la revolución es buena. El país nos necesita para que lo construyamos y lo reconstruyamos de los vicios de la cuarta y la devastadora quinta república, y aunque la palabra revolución ya no nos guste mucho, la verdad es que aún no la hemos vivido.
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