jueves, 19 de marzo de 2015

La división opositora no es tan mala

La lucha contra el chavismo en Venezuela ha sido una pelea muy dura, donde los que se oponen tuvieron el mérito de, a pesar de sus diferencias, crear un sólo bloque para poder derrotar el cáncer que las libertades del país padece desde hace más de una década.

 
Mesa de la Unidad Democrática es el nombre que ostenta el bloque de oponentes al régimen de Nicolás Maduro, que en los ultimos 2 años ha atravesado duras críticas de sus electores. A veces se nos olvida que la MUD es una pared construida por ladrillos de diferente material y aspecto, pero que se supone tienen el mismo objetivo: Sacar del poder la dictadura institucional que hoy vivimos.

Cuando hablamos de la pared con diferentes ladrillos, tenemos que distinguir entre los ladrillos que unos son de mejor calidad que otros, unos más grandes y pequeños, y algunos otros, están llenos de verdoso moho. Pero repito, se supone tienen una meta que al país le urge: acabar con la desmoralización en la que se encuentra sometida Venezuela. Creo que después de lograrlo, cada quien tendrá mejor ojo para elegir el ladrillo que quiera para convertirlo en servidor público, como habrán otros ladrillos que deberán ser desechados por el pueblo porque no sirven ni servirán para construir. 


Saliendo de la metáfora y llegando al grano del tema, dentro de la división de la Mesa de la Unidad Democrática (que no es tan unida pero que creo si es democrática) tenemos varias corrientes: Los "rebeldes" y los "moderados", que ha significado un dolor de cabeza a la hora de tomar decisiones.

Pero analizándolo con mucho detenimiento y paciencia, creo que la "división" no es tan mala. Henrique Capriles, sin duda uno de los mejores candidatos que el país ha tenido para optar a la presidencia, habla de que la salida es electoral, a pesar de que denunció que le robaron las elecciones en el 2013. Él, siendo muy realista, reconoce que el gobierno tiene o tenía, un apoyo popular importante, que si bien no es mayoría, es (o era) la mitad del país, y contra eso sólo se debe sumar y sumar para poder ganar ante un CNE tramposo, sí, pero que su trampa no es irreversible. 


Dentro de esta corriente vemos a Henri Falcón, que a veces hace declaraciones que a muchos nos causa desconfianza pero que no podemos dejar de aceptar que es uno de los líderes más visibles de la vida nacional y además, uno de los mejores gobernadores en los últimos años, "Lara progresista" es su bandera y nadie desacredita que su trabajo en la tierra de los guaros ha sido formidable.


Aunque no me siento representado en su totalidad por esta corriente, evidentemente muchos opositores si, y eso forma parte de las convicciones que promovemos: democracia y libertad de pensamiento. 

Por otra lado, tenemos la corriente "rebelde", por la cual yo hoy, me siento más representado. Es el trío de Leopoldo López, María Corina Machado y Antonio Ledezma. 
 

Esta corriente de la oposición alega que no podemos dejar que acaben con nuestros derechos sin tener una respuesta contestaria, que no podemos aceptar vivir con los problemas injustificables por los cuales estamos atravesando y que además no podemos esperar hasta una elección presidencial para exigir se respete la constitución y los valores democráticos, bajo la tesis alarmante de que eso puede significar que la doctrina comunista se apodere por completo del país, así tal y como ha sido el destino de Cuba por más de 50 años.


Entonces, la división, si te pones a evaluarla, no es tan mala, porque cada corriente representa a un sector, porque así somos los seres humanos, complicados para ponernos de acuerdo, y porque así es la democracia. Imaginense si toda la dirigencia opositora pensara como Capriles, la frustración de muchos (incluyéndome) sería tan descomunal que nos invadiría la desesperanza por completo.

Ahora Imagínense que toda la dirigencia  opositora pensara como la corriente "Rebelde", un sector que no piensa así se sentiría desplazado y además confundido porque cree que la solucion sólo es sumar, para que una mayoría aplastante resuelva las cosas por el voto, aunque eso implique esperar más tiempo.

La oposición dividida al final no esta tan dividida, ambos tenemos representación dentro de la "Unidad" y aunque a veces sintamos que no llegaremos a nada, al final del día todos queremos lo mismo: Rescatar nuestro país. Y rescatarlo bajo el difícil pero necesario e importante precio de la tolerancia entre nosotros mismos. 

Votar en las parlamentarias es fundamental, salir a la calle a protestar como lo hacen en Brasil también. Tenemos el poder de cambiar nuestra nación.



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